Ella se ha comprado un vestido nuevo bastante bonito aunque aún no lo ha podido estrenar. Lleva toda la mañana en el trabajo, con la mente puesta en una nube que le persigue como un día de pre-tormenta desde hace casi un año; causada según ella misma, por la impresión de que la vida adulta ya ha llegado.
Él tiene una guitarra que no sabe tocar bajo el brazo, se la ha prestado una amiga suya que tiene voz de pescadera al hablar y parece de cristal al cantar. Se está intentando aprender una canción con videos de youtube y afinando los acordes con una aplicación del mobil.
Hace tiempo que se conocen. Siempre que se ven se conocen aunque nunca demasiado. Hay una falsa prudencia en todas sus conversaciones que son siempre de paso, siempre intentando llegar a esa profundidad nunca lograda. El reloj, a diferencia de en las escenas de amor de las películas, no se detiene, no hay cámaras lentas, va todo siempre muy deprisa. Tan deprisa va, que nunca se han besado.
Llega esa mañana y ella le ve pasar con una bici en la mano y una acompañante que desconoce. Se esconde en el interior de una tienda para que no le perciban y los observa pasar. Cuando ya estan de espaldas, sale de la tienda y le lanza un beso con la mano, intentando actuar pensando: ¿qué haría en mi lugar Monica Vitti?
SE GIRAN. Ella permenece quieta sin entender qué les habrá distraído de su conversación y su camino. La acompañante señala un edificio en obras y al no reconocerla se vuelve a girar. Él, en cambio, no puede esconder su sorpresa y la llama por su nombre:
- Mónica! He visto que sigues viva ¿me llamarás algún día?
- No lo creo - contesta ella.
Sonríe con toda la boca abierta y gira hacia otra calle. El día siguiente aún está por llegar.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire