29/01/2017

Cartas a Eugen Green II

Querido Eugene Green,
Lo hemos intentado pero no hemos conseguido quedar nunca. Es difícil saber si te gusto o no, si has encontrado la verdad en algo de lo que te dije ese día. Me pregunto si no me llamas nunca porque no puedes o porque no quieres, se hace imposible descubrirlo, pues sabes que no estoy aquí, sino en la realidad de tus películas y de las mías.
La escena en la que Sara y Pascal se encuentran en el puente bien podría estar escrita aquí. O bien la de Toutes les nuits en la que la profesora y el chico tímido se cruzan por la calle en una esquina sin haberse visto en persona y no se paran. Eso está escrito seguramente en algún lugar. ¿Cómo llegas tan al fondo de las cosas? Le he dicho a Marc que si alguna vez dirijo una peli saldré en ella siendo camarera, cómo en algunas de las tuyas y en la suya. Me gustaría ir también al Andorra, un bar que tiene Kaursmäki con su hermano en Helsinki y que está al lado de la Filmoteca de allí. Nunca fui al cine en Helsinki aunque sí en Jyväskylä, mientras viví en Finlandia. Una vez me quedé a dormir en un hostal cerca de la estación central, que sale preciosa en una de sus pelis, por cierto, con un novio francés que tuve. Sí, por culpa del cine me eché incluso un novio francés, estando yo en Finlandia, rodeada de hombres nórdicos maravillosos a los que nunca conseguí entender mucho, todo hay que decirlo.
Te preguntaba pues, que cómo llegas al fondo de las cosas. Me resulta alucinante la capacidad que tienen tus pelis de condensar toda la pintura y la música y las palabras en tan pocas (a mí tus pelis se me han hecho cortas) imágenes. Me siento muy perdida con algunas cuestiones que te contaré en otra de mis cartas, pero creo que veo la posibilidad de unas cuantas respuestas en las contradicciones que viven tus personajes. ¿Te gustaría que saliera yo en alguna de ellas? Para mí sería lo más. Dice Marc que cuando veas el plano del bar o el de la calle con los gitanos tocando, te voy a convencer. Iremos a Francia y nos hartaremos de vino tinto hasta acabar llorando por lo que el fascismo está haciendo con los derechos humanos. No sé de donde saco yo la alegría que tengo últimamente, porque todo se está poniendo absolutamente feo y en cambio yo, cada vez absorbo más energía positiva. Espero volver a verte un día. Ya nos encontramos dos veces gracias al destino y estoy esperando a la tercera. Podría ser la definitiva.


P.D. Me ha llamado mi madre al salir del cine hoy y al contestar le he dicho "maman" la primera palabra que aprendí a decir en francés.

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