05/12/2014

Esta es una entrada normal

No puedo parar de pensar en cuál será la causa que me escoja a mí cuando deje todo lo que estoy haciendo ahora. ¿Porqué pienso dejarlo en algún momento, no? ¿O mi vida va a convertirse una cadena de acciones reivindicativas para siempre? 
Lo digo porqué ahora pienso que estoy haciendo muchas cosas, la mayoría mal hechas, de las que estoy aprendiendo a un ritmo acelerado y casi no tengo tiempo de pensar cuál es mi causa. Esa por la que seguiré luchando siendo vieja, una vieja luchadora.
La injusticia tiene muchos matices y las personas que luchan, que las veo cada puto día y cada día me enamoran más, también. Tienen todas una iluminació distinta, al andar, al hablar por teléfono al sacar el ojo del objetivo de la cámara.
Me he sentido muy comprometida en hacer cualquier cosa que estubiera en mis manos, a ami alcance, en mí. Y de eso hace ya tiempo. Pero también estoy cansado (hola!) de los lugares comunes del activismo, de los paulos coelhos, de la sobreinformación, del despotismo, del buenismo, de la falta de visión global, del egocentrismo, de la falta de autocrítica, del reduccionismo.
El activismo lleva consigo tantísima reflexión que a veces me vuelvo sensanta y demasiado deshonesta. Quiero enloquecer y que enloquezca el sistema, quiero salir con aire entre los dientes, rodearme de las personas más rarunas y ajenas y que me hagan saltar de un lado al otro de mis ideas y mis pensamientos.
Quiero que nadie me diga lo que está bien y lo que no y nunca jamás decirlo yo a los demás. Para qué? Si no hay confusión no vamos a ningún lado, nos quedaremos. Y yo quiero quedarme para poder hacer y para poder NO hacer. No mirar, no actuar, no manipular, no moverme. Y des de la ociosidad, cambiar este mundo de mierda

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