30/05/2013

Una Larga Escalera

La chica está revisando la librería de la casa mientras el chico la observa. Le propone que tomen té o café, ¿una cerveza? Ella acepta esta última opción sin dudarlo. Son las seis de la tarde y lleva todo el día sentada delante del ordenador. A parte de estar al fin en esa casa, una birra es lo que más le apetece del mundo. Los títulos que lee no le sorprenden. En esa estantería vemos libros de Godard, de ilustradores y artistas famosos y otros que ella aún no ha oído nunca. Hay menos literatura de la que se esperaba, algun clásico y mucho ensayo. Quizás es por falta de tiempo, piensa ella, este chico tiene una vida muy ajetreada. Luego se sientan a hablar y ella decide hacerlo en la apetecible moqueta, al lado del sofà. Se da cuenta de cómo la mira él, de la misma manera que la ha mirado tantas otras veces antes, sólo que ahora estan solos. Además, estan en la casa de él y eso a ella le da cierta libertad de invitada. Mira todo lo que sus ojos pueden abarcar intentando contrastar las imágenes mentales que se había hecho de ese salón. No se ha maquillado por que hace tiempo que decidió ser guapa sin maquillaje, lo cual no todo el mundo comparte y mucho menos practica. Repasa también su vestuario, pues la mirada incisiva que él le clava no le deja más remedio que sentirse analizada y por tanto, se analiza a si misma. No lleva sujetador por costumbre pero aun más en una cita como esta. La facilidad con la que nota el cuerpo del otro en caso de que acaben enrollándose, vale siempre la pena. 
Luego lo analiza a él, mientras hablan de lugares comunes con los que empezar a romper el hielo se da cuenta de lo grandes que son sus ojos. Le parecían mucho más pequeños antes, o en las fotos que ve constamente de él. Se parece un poco a Viggo Mortensen, y se ríe internamente por la tontería que acaba de pensar. Lo más difícil aquí, es que el gustarse no se haga evidente, y eso es luchar un poco en contra de lo que ya saben ambos, porque se gustan, y mucho. Aún así, ese factor no lo hace más fácil sinó que complica el proceso, se nota algo en el ambiente como si todo estuviera dicho y hecho. Qué mierda, piensa ella. Lo que más me gusta es no conocer al que tengo delante, dejar que el sentimiento de me gustas se vaya apoderando de mi mientras interactuas, mientras los gestos del otro te van pareciendo sorprendentes y te van enamorando sin saber cómo ni porqué
Echar de menos a alguien que no conoces es normal. Lo que le sorprende a ella es sentirse tan cerca de todos estos chicos con tanta facilidad. Sentirse cerca, estando siempre tan lejos.



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