Entró en un restaurante de menú para pedirse unos calamares a la romana. Cuando se servía la copa de vino vió una fotografía colgada en la pared y se detuvo a mirarla. En seguida le hizo pensar en un chico que conoció mientras estudiaba en Francia, fue muy rápido, más de lo que a ella le hubiera gustado. Se conocieron de fiesta y él era, sin lugar a dudas, un fotógrafo. Aún así, trabajaba en una escuela de teatro y en sus ratos libres se encargaba de la imagen de la marca de joyas de una amiga travesti. Todo lo que salía de su boca y de sus fotos era muy visceral, le gustaban Francis Bacon y los estraños por encima de todo. Ella se fascinó con mucha facilidad por el personaje, por una mezcla de sed de aventura y necesidad de jugar. Le hizo sólo un par de fotos en todo el tiempo que pasaron juntos. Pasó una noche que fueron a un concierto y escondieron una botella de whisky debajo de un coche antes de entrar en el bar. Ella fumaba un cirgarrillo delante de los baños que estaban en el exterior y la luz rojiza de la entrada le iluminaba la cara. Él sacó su cámara y la fotografió, explicándole que esa luz le quedaba muy bien. Hubieran podido llegar a conocerse pero él ya no le hizo más fotos. Aún así, se apoderó de una parte de su mente consiguiendo que años más tarde, al ver las fotos de otra persona reconociera, en la composición y la textura, a su amante y a lo que un día le pasó con él.
Se preguntó entonces ¿Le habría pasado algo similar a él con ella?
A lo mejor es más intenso el sentimiento cuando has querido querer.
Se preguntó entonces ¿Le habría pasado algo similar a él con ella?
A lo mejor es más intenso el sentimiento cuando has querido querer.
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